El próximo Gobierno de Chile recibirá una economía en crecimiento

El Gobierno elegido en Chile el próximo domingo, o de una eventual segunda vuelta, recibirá una economía que recupera el ritmo de crecimiento, a diferencia de lo que sucedió hace cuatro años, cuando Michelle Bachelet debió hacer frente a un escenario adverso.

Santiago de Chile, 16 nov (EFE).- El Gobierno elegido en Chile el próximo domingo, o de una eventual segunda vuelta, recibirá una economía que recupera el ritmo de crecimiento, a diferencia de lo que sucedió hace cuatro años, cuando Michelle Bachelet debió hacer frente a un escenario adverso.

La subida del precio del cobre, la mejora de la economía a nivel global y el optimismo del mercado por un eventual triunfo del conservador Sebastián Piñera en las presidenciales están en la base de ese optimismo.

Los autoridades avizoran "brotes verdes", al tiempo que los analistas mejoran sus previsiones tras varios años de pesimismo por la caída de los precios de las materias primas, y la disminución de la inversión y del consumo interno.

La crisis económica internacional y el desplome de precios de las materias primas han golpeado en los últimos años a Chile, una economía abierta basada en gran parte en su comercio internacional de bienes y servicios.

En marzo de 2014, Michelle Bachelet inició su segundo mandato con una ralentización del crecimiento: 6,1 % en 2011, 5,3 % en 2012 y 4 % en 2013.

Un panorama muy distinto al de su primer Gobierno (2006-2010), que en los dos primeros creció un 5,7 y un 5,2 %, respectivamente., para caer en 2008 por la crisis.

Sin embargo, un eficaz paquete de medidas provocó una rápida recuperación para 2010, el primer año del Gobierno de Sebastiá Piñera, cuando el PIB creció un 5,8 %.

La inversión por la reconstrucción tras el terremoto de febrero de 2010, con daños por valor de 30.000 millones de dólares, y una subida sostenida en los precios del cobre, que se mantuvo por encima de los tres dólares la libra, fueron factores decisivos en la recuperación.

En 2014, cuando Bachelet volvió al Gobierno, nada era igual. El PIB creció un 1,9 % ese año; un 2,3 % en 2015 y un 1,6 % en 2016. Para este año, los pronósticos convergen en una expansión del 1,5 %.

La desconfianza empresarial ante un Gobierno que no apuntó al crecimiento como principal objetivo, sino a reformas de contenido social para mejorar la distribución del ingreso, también contribuyó a la lenta marcha de la economía.

Y ahora que Piñera encabeza los sondeos electorales contribuye, según sus seguidores, a mejorar las expectativas económicas. Los empresarios pronostican mejores tiempos para invertir con un eventual Gobierno que privilegiaría el crecimiento.

En las finanzas públicas, la administración Bachelet está al debe. En 2016 cerró con un déficit equivalente al 2,7 % del PIB, el mayor desde la crisis de 2008, y el de 2017 podría aumentar a un 3,1 % del PIB.

La persistencia del déficit hizo que, en julio pasado, las agencias de calificación Standard & Poors y Fitch rebajaran la nota de la deuda soberana Chile, en tanto que Moddy's la mantuvo en "Aa3" (calidad elevada), pero bajó la perspectiva a "negativa".

La deuda pública cerró el segundo trimestre de este año en un 23,8 % del PIB. En cifras, la deuda externa alcanzó a 12.413 millones de dólares y la interna, 49.091,6 millones (la deuda externa total del país al 30 de junio pasado era de 168.706 millones de dólares).

En el lado positivo, el desempleo se ha mantenido estable, por debajo del 7 %, y la inflación, acotada, con un cálculo para este año del 2 %.

Los indicadores recientes muestran una mejora en los datos del consumo y la inversión, mientras que las empresas han aumentado sus beneficios y las ventas de vehículos nuevos están creciendo a un ritmo del 20 % interanual.

El precio del cobre también ha subido un 25 % interanual en lo que va de 2017 y se mantiene en torno a los 3,1 dólares la libra, lo que augura mejores tiempos para los ingresos fiscales, toda vez que cada centavo de dólar en el precio medio anual supone 45 millones de dólares en impuestos.

El Banco Central proyecta para el 2018 un aumento del PIB de entre un 2,5 y un 3,5 %; el FMI, un 2,5 %, y la OCDE, un 2,8 %, lo mismo que la Cepal. En tanto, los analistas privados han subido en noviembre su perspectiva desde un 2,9 a un 3 %.

Todo apunta pues a que la economía no será un potro indómito para el Gobierno el próximo año, cuando -según dijo esta semana la presidenta Bachelet- no habrá que conformarse con un crecimiento del 3 %.

Nelson Sandoval Díaz